Castillo en las nubes

En la tierra de todos está perdido
En el reino de la locura
El castillo se extiende sobre su colina y se extiende hacia el cielo.
En perezoso desprecio

Teme al Castillo, huye de sus secuaces.
Teme al castillo, mientras ella se agazapa en las nubes.



Mil ojos ciegos
Examina su reino mórbido
La lengua de asfalto negro lame las hormigas de la locura mientras se arrastran hacia sus fauces abiertas.

Teme al Castillo, huye de sus secuaces.
Teme al castillo, mientras ella se agazapa en las nubes.



La luz que se desvanece, como la muerte de la esperanza,
Se proyecta sobre su frente abuhardillada por un sol oscurecido por el humo.
La desesperación está escrita en sus puertas.
Con cerradura y llave impiden que los gritos se filtren por los suelos En la penumbra,
el miedo surge de su corazón
Por escaleras secretas, estas vastas pesadillas vienen en busca de su marca.
Toman la forma de delgados pasadores de acero.
Que silencia y divide las mentes de los que vienen aquí a sanar.



La piel desgarrada de sus paredes
Sangra polvo, asfixia y seca.
Este monolito es una prisión para los prisioneros solitarios de la mente aprisionada.

Teme al Castillo, huye de sus secuaces.
Teme al castillo, mientras ella se agazapa en las nubes.

Ella reina, esta diosa gótica
En su desmoronado rojo y gris, ella está sola e inmune al dolor interior.
Buscando nada más que el socorro de la locura para llenar sus venas
Sus cicatrices son profundas, hasta el lecho de roca, la cornisa
Mientras el calor del verano se eleva hacia un cielo plomizo y sin aire
La enfermedad dentro de ella se filtra y hace que los campos se vuelvan marrones.

Este camino al infierno sin fin
Está pavimentado de buenas intenciones.
Túneles negros y pasillos sinuosos que conducen desde la salvación al infierno y viceversa.

Teme al Castillo, huye de sus secuaces.
Teme al castillo, mientras ella se agacha
Teme al Castillo, huye de sus secuaces.
Teme al castillo, mientras ella se agazapa en las nubes.